(Imagen extraída de la red Internet)
Es muy posible que lleguemos a descorchar un nuevo
mañana, incluso que desembalemos más de un pasado mañana, y en todos nos volverás
a engatusar con tus encantos; para muestra el botón de esos stripteases lumínicos
en los que el Sol tanto tiene que decir… Sí, somos conscientes de lo maravillosa
que puedes llegar a ser, sabiendo que usas manga corta para presumir de ése tu as
ganador, sin esconderlo como haría un ilusionista mediocre.
Mas en este hoy que se aleja sin
rubor de aquellos mañanas no lograrás evitar que te mire con desconfianza, sin querer
disimular la rabia que me da ese compadreo tuyo, que ni niegas ni disimulas, con
tu amiga del alma, y que sale a relucir sobre todo cuando bajamos la guardia; una
guardia que teníamos esa mañana en su nivel más bajo, el de recién despertados,
cuando sentimos en la espalda la puñalada que en forma de noticia fatal nos anudó
la garganta, saboteando desayunos, a la par que la emotividad abría el álbum de
los recuerdos en color tiñéndolo de azul tristeza.
Esta tarde hemos acudido a verle
por última vez, pero no era él, ya no. Sabemos que ella se lo llevó mientras tú
mirabas para otro lado, quizá silbándole alegres melodías a algún que otro
incauto, y sólo nos dejó su traje terrenal para despedirnos de él. Nos queda el
consuelo de que tu socia no nos podrá privar del recuerdo de su alegría, de
cómo encogía sus hombros juntando los labios en un gesto que le caracterizaba,
a él y a su ternura, tampoco de su sonrisa de eterno Peter Pan…
Hoy alegarás, como siempre, que
nuestros progenitores firmaron en su día, con sudor primero y sangre después, el
contrato vital por el cual «somos y estamos». ¡Vale!, y admito que puedas no avergonzarte
de la letra pequeña que le otorga a tu socia ese protagonismo tan puntual e inevitable;
pero dime, ¿en serio tú no puedes mediar para que cuando no le quede más
remedio que actuar lo haga descartando para siempre esos toques de crueldad insoportable?
Y ya quitadas las caretas, ¿ella
qué argumenta, cuál es su versión?
***
Ninguna de las dos vais a responder,
¿verdad?; yo bien sé que es porque ambas tenéis, amigas inseparables Vida y Muerte,
¡qué doble paradoja!, algo que decir…
© Patxi Hinojosa Luján,
a la memoria de Georges Pronier, nuestro querido Jorge
(14/02/2019)
Un par de amigas inseparables, ya lo creo, tanto que no existen la una sin la otra. A una es fácil amarla con todas nuestras ganas, la otra siempre llega cuando menos se la desea y espera. Va en el lote, como dirían muchos, si quieres existir...
ResponderEliminarUn texto precioso y muy original, Patxi. La tristeza, si alguna vez tuviera algo bueno, serían estas hermosas letras cargadas de sentimiento y sensibilidad.
¡Un abrazo, comppañero!
Muchas gracias por tu tiempo para pasar, amiga Julia, y por tu certero y generoso comentario.
EliminarOtro abrazo, fuerte, para ti.
Un texto que transmite todo el sentimiento que sin duda te ha dejado esa terrible pérdida, Patxi. La Vida solo tiene sentido con esa hermana que es la Muerte, es lo efímero de nuestro paso lo que da importancia a nuestros actos. Pero eso no significa que duela y mucho cuando la muerte alcanza a nuestros seres queridos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo David, por pasarte a leer este texto, un texto que sí, ha salido del alma.
EliminarY gracias también por regalarme un comentario con tan sabias palabras.
Como detalle, te diré que he leído "Pero eso no significa que NO duela", corrígeme si me equivoco...
Un abrazo bien fuerte.