Antes de abrir la puerta cierra los ojos; es poco más que un pestañeo. Busca alejar su
ansiedad para evitar enfrentarse a una nueva versión de la misma.
Ya había estado dentro antes. De
aquí se sale ―intenta calmarse―, aunque no consigue olvidar los malos
tragos pasados allí, y lo hace tragando saliva, como si quisiera adelantar
trabajo y allanar el tortuoso camino.
Recuerda los instantes previos,
cuando notó cómo esa sensación gélida salía huyendo por debajo de la puerta y
se enroscaba alrededor de sus temblorosas piernas bajo las perneras de sus
pantalones.
Acaban de llamarle, ahora debe entrar.
Cierra la puerta tras de sí dejándose fuera su escasa seguridad.
―Buenas tardes ―saluda su
nerviosismo, pues son las diez de la mañana―. Perdone mi atrevimiento, pero, ¿podrían
«bajar» un poco el aire acondicionado, por favor?
La mujer hace un gesto casi
imperceptible a su ayudante, que se apresura a subir dos grados el termostato,
y otro a él que, obediente, se sienta.
Se la ha imaginado tantas veces cogiendo
algo de una bandeja, girándose hacia él, dirigiendo el foco de luz hacia su
cara, empapada de sudor gélido…
Intenta no apartar la vista de la
puerta, en este momento la puerta más inaccesible del mundo a sus ojos; ansía poder
atravesarla de nuevo, mas esta vez en sentido contrario, aunque aún falte lo
peor.
…, mientras presiona con
suavidad el émbolo de una jeringuilla apuntando a un costado para expulsar el
poco aire que pudiera contener.
―Y ahora, procure tranquilizarse.
¿Qué muela me dijo…?
© Patxi Hinojosa Luján
(09/07/2019)
Ja, ja, ja... ¡Me pillaste, Patxi! Conforme iba leyendo el micro me iba imaginando varios escenarios e historias de fondo, pero ninguno de ellos era el que al final me ha sacado una sonrisa. Es curioso cómo en ocasiones una simple palabra cambia todo el sentido del texto, y consigue pasar de una historia de suspense a otra de humor.
ResponderEliminarEstupendo giro, Patxi. Una excelente propuesta para el reto. Un abrazo!!
Me alegro de que te haya hecho imaginar, amigo David, y, lo importante en verdad, reír al final; de eso se trataba, de pasar un momento divertido.
EliminarGracias por pasar y por tus palabras, pero sobre todo por organizar estos saraos que nos tienen locos...
Un fuerte abrazo.
Muy bueno, Patxi.También amagué soluciones tremebundas o psicopáticas. Muy buena escritura.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga Beba, por tu tiempo y por tus palabras. Espero que este texto te haya arrancado una sonrisa.
EliminarUn fuerte abrazo.
Jeje, muy bueno;)
ResponderEliminarPues... muchas gracias, amiga Marta. Me alegra que te haya entretenido.
EliminarUn fuerte abrazo.
Confieso que me despistaste hasta este segmento:
ResponderEliminar«Se la ha imaginado tantas veces cogiendo algo de una bandeja, girándose hacia él, dirigiendo el foco de luz hacia su cara, empapada de sudor gélido…»
Luego cuando lo releí una segunda vez no pude dejar de sonreir y preguntarme ¿a Patxi le asustan los dentistas?... ja,ja,ja
Me ha encantado que le hayas dado ese toque de humor. Buena propuesta para el reto, como comenta nuestro amigo David.
Un abrazo fuerte.
Amiga Estrella, me hace feliz que te haya encantado el toque de humor; no todo va a ser drama, aunque el pobre protagonista pase uno cada vez que ve esa puerta u otras similares, je, je, je...
EliminarEn lo que concierne a un servidor, y contestando a tu pregunta, te diré que los dentistas en sí no me asustan nada, tampoco las inyecciones, pero sí sufro, en cambio, los ratos que tengo que estar sentado en sus sillones pues me los paso con unas arcadas que no puedo evitar, y claro, así todo es muy desagradable, molesto y angustioso.
Muchas gracias por pasar y por tu comentario, amiga.
Un fuerte abrazo.
¡Ayayay! Este aporte tuyo Patxi me ha llegado especialmente pues estoy, precisamente, en estos días, como la mujer de tu micro, “padeciendo de angustia” cada vez que atravieso la puerta del dentista.
ResponderEliminarCreo que si le quitas las estrellitas (no recuerdo como se llaman los separadores), podrías acortar el micro en palabras.
Me ha gustado lo seriamente que tratas el relato en su inicio... mientras leía no se me ocurría que podía generar tanta angustia, y desde luego, es ver la jeringuilla y me entran sudores frío, aunque en honor a la verdad, no duele tanto.
¡Feliz verano Patxi!
¡Ay, amiga Tara, todos tenemos que pasar por esas desagradables visitas antes o después! No sé si este micro podrá ayudar o no a rebajar la tensión. aunque quizá pueda servir para que algunos de nosotros podamos solidarizarnos y que todo parezca menos grave...
EliminarGracias por tu visita, que ya se está convirtiendo en costumbre, para mi disfrute, y que es todo un honor para mi blog.
En cuanto a las líneas de asteriscos, lo comenté en su día con David y, al menos para él, no computan como palabras en los relatos que le enviamos.
¡Feliz verano también para ti, y un fuerte abrazo!
Sobre los asteriscos... pues si lo dice el Jefe, bien dicho está :)
EliminarAsí es, amiga, lo que dice nuestro "Boss" va a misa...
EliminarReleyéndote Patxi, acabo de darme cuenta que no es ella, sino él, el prota paciente de tu micro. La mujer es la dentista (la que hace un gesto casi imperceptible)
EliminarNo te preocupes, Isabel, tampoco tiene mayor importancia, podemos intercambiar y cambiar los géneros con las diferentes posibilidades sin que la trama varíe.
EliminarEstas citas programadas con el dentista son las peores. sabemos que saldremos una vez más...¿Pero cuántas veces más deberemos pasar por esa puerta?
ResponderEliminarMuy bueno Patxi.
Abrazo.
Es lo que tiene la vida, tocayo, que va desgastando, y la consulta del dentista no es sino uno más entre nuestros particulares talleres de "chapa y pintura".
EliminarMuchas gracias por pasar y comentar, compañero.
Un fuerte abrazo.
Qué puerta terrorífica, Paxti! Me has tenido en vilo hasta el final. Muy bueno!
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por tu visita, amiga Mirna, con tus amables palabras.
EliminarEs bien cierto que en muchas ocasiones esa puerta se nos aparece como una de las más, si no la más terrorífica.
Un fuerte abrazo.
Vaya tela, Patxi, me dan sudores solo de pensar en ese émbolo sacando el aire de la jeringuilla.
ResponderEliminarTodo un relato de terror urbano, amigo mío. Un abrazo.
A mucha gente le pasa lo mismo, amigo Bruno, por ello me animé a que formara parte del micro como eje sobre el que gira todo.
EliminarMuchas gracias por pasar, compañero.
Un fuerte abrazo.
Ir al dentista es tremendo para muchos y lograste el clima "gélido" que se siente al traspasar la puerta del consultorio.
ResponderEliminarMuy buen relato, Patxi, lo único que para mí quiebra el suspenso son los asteriscos, porque la acción se desarrolla sin cortes de tiempo.
Muchos saludos.
Tienes razón, amiga Mirella, ¡fuera asteriscos!
EliminarMuchas gracias por pasar a comentar y, cómo no, por tu ayuda para mejorar el texto.
Un fuerte abrazo.
Pues yo me imaginaba algún tipo de tortura china, aunque bien mirado la situación no es muy diferente si quitamos lo de china. Buen relato de suspense con ese toque final de humor que cambia la perspectiva. Además, parte del mérito es que en mayor o menor medida, todos nos sentimos identificados con la situación. Un abrazo, Patxi.
ResponderEliminarGracias por pasar, amigo Jorge, y dejar tus impresiones. Sí, si quitamos lo de "china" lo demás le va que ni pintado, y creo que la mayoría se siente identificado en mayor o menor medida.
EliminarCelebro que hayas apreciado ese toque de humor.
Un fuerte abrazo, compañero.
Hola Patxi, muy bien lograda la intriga, no me imaginé que detrás de esa puerta estuviera el dentista.
ResponderEliminarEs un puerta a la que muchos tememos abrir, solo de pensarlo me entran escalofríos.
Un abrazo
Puri
Muchas gracias, amiga Puri, por tus amables palabras.
EliminarSí, ese temor es un espacio común a muchos de nosotros, aunque lo sea por diferentes motivos.
Un fuerte abrazo.
Tu protagonista realmente le tiene miedo al dentista, ein? jajajaja. Qué buen micro, Patxi, me pillaste por completo desprevenida, y eso que andaba haciendo conjeturas para adivinar :))
ResponderEliminarHas narrado a la perfección el estado de nerviosismo y ansiedad del pobre paciente, y eso no es fácil con tan pocas palabras. Creo que todos hemos podido sentir ese frío que a veces toma posesión del cuerpo en los momentos más difíciles ¡Bravo por tí!
¡¡Un abrazo enorme de verano, compañero!!
Amiga Julia, te confieso que puse como título Ansiedad porque Pánico me parecía excesivo, je, je, je.
EliminarAgradezco tu tiempo y tus generosas palabras, máxime sabiendo que intentas desconectar y disfrutar del verano sin que te dejemos...
Otro fuerte abrazo para ti, que siempre será multiestacional.
Hola Patxi, es mi primera vez en este blog y en el Tintero y estoy leyendo todos los micros.
ResponderEliminarEs un micro muy revelador de la realidad de muchos que detestan ir al dentista, o al médico... Al inicio llegué a pensar que se refería a volver a la cárcel, pues era tal la ansiedad, muy bueno y acertado el titulo.
Felices días.
Muchas gracias, amiga Harolina, por pasar y dejar estas amables palabras.
EliminarComo le decía a Julia, estuve a punto de cambiar a "Pánico" el título del micro, pero me pareció excesivo.
Te envío un fuerte abrazo con mis deseos de felicidad para ti también.
ResponderEliminarEs un micro buenisimo, muy intenso, transmite la desesperación del protagonista. Me encanto, de esa misma forma me siento cuando visito al dentista.
Saludito
Muchas gracias, amiga Yessy, por pasar y compartir tu visión del texto con tan generosas palabras.
EliminarTe envío un fuerte abrazo, compañera.
¡Hola, Patxi!
ResponderEliminarNos has pillado, je, je, je
Qué bueno y sí, también muy terrorífico cuando se descubre su final, qué tendrán los dentistas. ¿Hablarán sobre ello para aterrorizarnos todavía más? Genial.
Un abrazo.
Hola, Irene. Muchas gracias por pasar y dejar tan gratificante comentario a este relato; un texto que, por otra parte, tenía ya un poco olvidado.
EliminarUn fuerte abrazo.