(Imagen extraída de la red Internet)
[…] En aquel momento presintió que, si seguía excavando
con tal ímpetu, pronto llegaría a la cámara acorazada.
Sudaba como nunca, cosa que le sucedía
siempre. Se pasó una bocamanga por la frente antes de volver a aferrar la
herramienta, dispuesto a retomar la tarea. Sólo tuvo ocasión de dar un golpe
más porque, de repentemente, se encontró cayendo al vacío: un segundo, dos, tres,
cuatro, diez. Algo no iba bien, ya debería haber llegado y, sin embargo, te
quiero... No, no, borra esto último, ¡olvídalo!, es de otra historia. Decía… sin
embargo, seguía cayendo a cámara lenta por un sinuoso túnel de mullidas paredes.
Veinte segundos, treinta. Si al
final acababa llegando a algún sitio, lo que empezaba a dudar, al menos lo
haría sin apenas sufrir daños por el impacto; aunque empezaba a temerse lo
peor, contemplaba la posibilidad de acabar arribando a las «antipáticas», como había
bautizado tiempo atrás al lugar más alejado de su mundo.
Cuarenta segundos, cincuenta. Se
aburría. Consultó su reloj, lo guardó de nuevo en su bolsillo y cerró los ojos.
Cuando los abrió, se sorprendió en mitad de una iluminada y austera sala, sin
más mobiliario que una robusta mesa elíptica de madera ubicada en el centro
exacto de la misma.
En una de las paredes, una descomunal
puerta acorazada, que calculó tendría no menos de medio metro de grosor, le disuadía
de intentar salir por ella cuando acabara su cometido. Eso a pesar de que le
había guiñado ―lo apreció con claridad―, un ojo repleto de teclas con números.
En las otras tres, un sinfín de
cajas de seguridad se burlaban del ocasional e inesperado visitante, y no de
forma metafórica: garabateaban en sus brillantes puertecitas traviesas muecas grotescas,
como si estuvieran fabricadas con material gelatinoso en vez de resistente metal.
Disfrutando de la tesitura, estaban revelándole que sólo en una de ellas encontraría
solución al desafío; pero ¿en cuál?
Decidió aparcar el reto por un
instante, antes de empezar necesitaba averiguar cómo había entrado allí. Buscó en
el techo temiendo encontrar la respuesta, y se relajó al no hacerlo. Descubrió
enseguida que lo había hecho cayendo desde abajo porque metió una pata en un agujero
del suelo que casi se lo traga debido a la inversión de la gravedad. ¡Qué incorrección!,
protestó.
¿Has dicho «pata»?, me preguntarás…
Así es, por mucho «señor» que antepusiera a su nombre, recuerda que era un
conejo, el señor Conejo.
Poco le importaba a éste a qué
hora abriera el Banco Primavera. Aun así, hizo ademán de consultar su reloj; solía
hacerlo cada poco rato, en un gesto obsesivo que le aportaba serenidad. Mas esta
vez resultó ser en vano, sus bolsillos estaban vacíos, lo había extraviado.
Intentó ignorar el contratiempo y, por raro que parezca, lo consiguió de
inmediato al acometer el encargo que le había llevado hasta allí.
Aventuró que quizá no sería una tarea
tan difícil: fijaría la mirada en cada una de las cajas hasta que la «afortunada»
se delatara con, por ejemplo, un inoportuno parpadeo de cerradura. Sólo tendría
que esperar ese instante de debilidad. Después de un par de barridos visuales, incurrió
en él la número 507 que, una vez descubierta y señalada por el dedo acusador del
señor Conejo, se rindió abriéndose y dejando a la vista un pequeño paquete
envuelto con papel de múltiples y vivos colores. Típico de ella, murmuró,
y se dirigió hasta dicha caja para apropiarse de su contenido. ¡Misión cumplida!,
gritó alborozado mientras lo guardaba en el zurrón. Y como la boca de entrada
al túnel había cambiado de posición hasta colocarse justo a su lado, se dejó
caer por ella, deslizándose sin dificultad.
Tres segundos después se encontraba
aferrándose al borde de la boca del otro extremo, evitando así caerse debido a
un nuevo cambio de sentido de la gravedad ―tal es su comportamiento en las
caprichosas dimensiones de estos universos de goma―. Al fin salió a la
superficie con una gran sonrisa dibujada en su hocico. Se sentó en la hierba disfrutando
de los sonidos y olores típicos de su bosque y palpó su zurrón, allí estaba el
bulto que confirmaba su éxito. Lo sacó. Lo desembaló, con cuidado de no romper
el precioso papel de regalo, fracasando como hacemos todos casi siempre. Después
abrió la cajita y observó su contenido. Se quedó perplejo, ¿tantas
peripecias por un mísero reloj de bolsillo…? ¡Un momento!, se dijo, y lo observó
con más detenimiento: ¿con cristal de cuarzo de máxima dureza… con cadena, cuerpo
y esfera de oro de 24 quilates…? ¡Es el mío, al final me alegro de haber aceptado
el reto! No necesitó darle la vuelta para ver sus iniciales C.B. grabadas
en el reverso porque en ese preciso instante tuvo una revelación. Comprendió
entonces que lo perdió cuando ya estaba buscándolo sin saberlo y, por esa
paradoja espaciotemporal tan oportuna, aliada causal del plan ideado por su juguetona
amiga, consiguió recuperarlo.
Creo que dejaré que el cuento
termine aquí; resulta que ahora yo… «de repentemente», siento la necesidad de pedirte
disculpas y hacerte dos confesiones: la primera es que no digo semejante
palabreja por casualidad, de sobra sabes que sé cómo se dice, y que tú
me permites la licencia porque suena divertido.
Y la segunda… ¡que te quiero!
Ya ves, antes no hablaba en
serio. No, no quiero que lo olvides. O, mejor dicho: olvida, por favor, mi torpe «¡olvídalo!»
© Patxi Hinojosa Luján
(12/05/2020)
Decirte tantas veces que me gusta que no me cansaría nunca
ResponderEliminarMuchas gracias, querido amigo, por tus cariñosas palabras.
EliminarUn fuerte abrazo, Txentxo.
Muy bonito Patxiku. Algo diferente.
ResponderEliminarUn beso
Pili
Muchas gracias, apañera. Sí, algo diferente, aunque no demasiado...
EliminarOtro beso para ti.
Hola Patxi! Original y entretenida esta aventura del conejo parlante dentro de la cámara acorazada. Pues yo estaba por la labor de corregirte por lo de "de repentemente" (jeje). Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Beri, por tu visita y comentario. Es cierto, sí, que esa palabreja pediría a gritos una corrección, si no fuera por el contexto global del relato, claro.
EliminarUn fuerte abrazo, compañero.
Hola, Patxi, cómo he disfrutado leyendo esta historia, original, divertida y, sobre todo, muy ingeniosa.
ResponderEliminarUn placer leerte siempre.
Gracias, amiga María Pilar, por tu visita y por tan generosas palabras. Cómo me alegra que hayas disfrutado con esta lectura, todo un honor para mí.
EliminarTe envío un fuerte abrazo, compañera.
Me ha gustado el cuento del reloj. Siempre te superas. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Mamen, por tu tiempo y tus palabras.
EliminarTe mando un fuerte abrazo.
¡Qué maravilla de cuento Patxi! Lo he disfrutado. De “repentemente”, ya no estaba delante de una pantalla leyendo un relato de un concursante del tintero. No. Fui por un momento el propio conejo cayendo y subiendo por túneles, durante viente, treinta, uno o dos segundos.
ResponderEliminarGracias por este magnífico juego imaginativo lleno de guiños.
Ángel Zapata nos recomendaba en uno de sus libros-guías entrar en la sala de juegos cuando escribimos, y eso es precisamente lo que tú has hecho Patxi, y nos has invitado a jugar contigo.
Gracias compañero.
Muy muy buen trabajo.
¡Cuánto me alegro, querida amiga Isabel, que hayas disfrutado con la lectura de este "cuento" y te hayas sumergido tanto en él! Al menos has conseguido desquitarte y olvidar las sensaciones que te causó mi anterior relato.
EliminarAgradezco de corazón tus palabras, que me animan no sabes cuánto.
Te envío un fuerte abrazo, compañera.
Bueno Patxi, lo suyo en el relato del exorcista era que diera yuyo, así que reto más que conseguido.
EliminarGracias, amiga. Sí, me tendré que conformar con eso... je, je, je.
EliminarUn relato repleto de lugares comunes con la novela que inspira este concurso, incluso introduce al personaje de Conejo Blanco como protagonista de una versión original repleta de imaginación.
ResponderEliminarEn una segunda lectura he creído entender cómo el narrador en tercera persona, bien puede ser el propio autor Lewis Carroll, quien le va comentando pequeños detalles al lector, que bien pudiera tratarse de la Alicia real en la que se inspiró para escribirlo y de ahí ese "¡te quiero!" dirigido a la niña, de la que supuestamente estaba enamorado.
Ya me contarás, apreciado Patxi, si estoy o no en lo cierto.
Felicidades y mis mejores deseos en este concurso del Tintero.
Un fuerte abrazo y cuídate.
Gracias, amiga Estrella, por tu visita y motivador comentario.
EliminarRespondiendo a tu requerimiento, te diré que mi narrador en tercera persona es en un principio un narrador anónimo, como así también lo es esa segunda persona que aparece en contadas pero especiales ocasiones. Ahora bien, tu interpretación es muy imaginativa y tan válida como la mía tal y como la has expuesto; te felicito por ella.
Muchas gracias también por tus deseos.
Un fuerte abrazo, compañera; espero y deseo que tú también te cuides mucho.
Hola, Patxi, derepentemente me has llevado por un mundo de fantasía y, por qué no, de ciencia ficción. Un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Mirna, por tu visita y estimulantes palabras.
EliminarDe "repentemente" me han surgido ganas de enviarte un fuerte abrazo, compañera.
Fantástico, Patxi! Nos metes de lleno en el mundo de Alicia con muchísimo ingenio y ese tinte surrealista que impregna el cuento original. Me ha encantado. Felicidades.
ResponderEliminarGracias, amiga Marta, por tu tiempo y por tan halagador comentario; es de los que motivan y animan a seguir intentando mejorar en esto de juntar palabras.
EliminarTe envío un fuerte abrazo, compañera.
Preciosa historia, Patxi! Me ha emocionado, tiene tanta ternura en medio de la caída y esa pérdida del reloj, se encuentra tan bien esa otra sugerida hisotria entre el primer te quiero y esa vuelta por el "de repentemente". Realmente conmovida. Un abrazo
ResponderEliminarYo soy el que está conmovido después de leer tu emotivo comentario, amiga Juana. Gracias por pasar a comentar y dejar estas palabras, un regalo de valor incalculable.
EliminarTe envío un fuerte abrazo, compañera.
¡Qué preciosa tu historia, Patxi! Tan flexible y liviana, tan libre y graciosa. Me ha encantado este juego loco de fantasía.
ResponderEliminarGracias, Beba, por tu visita y por el cariñoso y motivador comentario, en el que sobresalen esos hermosos adjetivos.
EliminarTe envío un fuerte abrazo.
Hola, Patxi, preciosa historia llena de la magnífica inspiración que nos da Alicia y sus personajes. Requisitos del concurso cumplidos, muy bien acabado con los elementos necesarios, que la suerte esté de tu parte.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, amiga Carla, por pasar a leer y comentar con tan amables palabras.
EliminarAgradezco también tus deseos, que ya sabes que son recíprocos.
Te envío un fuerte abrazo.
Y es verdad que nos has trasportado así, como sin darnos cuenta, a un mundo tan fantástico como el de Alicia, pero esta vez con el conejo protagonista. Eso de empezar a buscar el reloj justo en el momento en que lo perdía nos deja un enigma paradójico de primer nivel.
ResponderEliminarun abrazo, compañero.
Gracias, amigo Francisco, por tu visita y estimulante comentario.
EliminarAunque se entiende bien lo que has querido decir en la segunda frase, reproduciré, si me lo permites, la parte aludida del texto para remarcar la idea exacta que he querido transmitir: [...] Comprendió entonces que lo perdió cuando ya estaba buscándolo sin saberlo [...]
Te envío un fuerte abrazo, compañero.
Hola, Patxi. Ya que tú inventas palabras en el cuento, te correspondo con otra mía: "fantasticular" (que es más que fantástico y espectacular juntas). Eso me ha parecido. Ha sido una gozada cómo empieza el cuento, directamente cayendo como Alicia en el suyo. El lenguaje muy apropiado y el humor presente como "sudaba como nunca... y si embargo te quiero".
ResponderEliminarSuerte.
¡Qué puedo decir, amigo Isan!, gracias por tu visita, por compartir conmigo un rato tu preciosa palabreja (dicho sea con todo el cariño del mundo, porque me encanta), por creer que el texto la merece, por el comentario en su totalidad y por esos deseos que ya sabes que son recíprocos. Uf, sigo emocionado...
EliminarTe envío un fuerte abrazo.
Una aventura fantástica tu relato Patxi, en donde se encuentra la realidad y la fantasía de forma armoniosa. Saludos cordiales desde Venezuela. Éxitos.
ResponderEliminarGracias por tus amables palabras, amiga Raquel, al menos esa fue mi intención al escribir el relato.
EliminarAgradezco también tus deseos, que ya sabes que son recíprocos.
Un fuerte abrazo, compañera.
Hola Patxi! Te has tomado lo del relato surrealista al pie de la letra porque tu cuento está lleno de guiños irreales, muy al estilo del país de las maravillas protagonista de esta edición. De la mano del señor conejo nos llevas en busca de un reloj perdido que aún no se había perdido, adentrándonos en esa especie de túnel del tiempo. Y así como quien no quiere la cosa, de repentemente, nos dejas un final cargado de sentimiento en el que hablas al lector de tú a tú. Felicidades por el trabajo de concebir una historia tan compleja, Patxi. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, amigo Jorge, me llegan tus palabras como el aliento más cálido para seguir intentando producir textos con alguna característica diferencial, reconocible si fuera posible...
EliminarY, al margen de ese ánimo, es un placer leer tus comentarios, tocados siempre con tu estilo elegante y analítico.
De repentemente, me siento feliz.
Te envío un fuerte abrazo, compañero.
Interesante lo que recibi leyéndote ...
ResponderEliminarMe imagino como te sientes. Nunca he experimentado lo que es estar en grupos, siempre solo con mi blog cómoda de los que quiero . Las almas increíbles que vuelan en los blogs
Saludos desde el silencio de Miami
gracias por compartir lo que sientes
Gracias a ti por pasarte, amiga Mucha. Mis textos, mejores o peores, están ahí para todos lo que me regalen el tiempo de su lectura.
EliminarSaludos cordiales desde Europa, cada vez menos silenciosa...
Decirte Patxy que tu cuento me gusta. El oxímoron de sudar como nunca y como siempre nos advierte de lo que vamos a arrostrar en la narración. Tu intento de mezclar realidad con el mundillo fantástico alcanza el clímax cuando tratar de justificar con razonamientos lógicos como se tuerce el tiempo y el espacio en los entresijos del suelo para hacer creíble la paradoja de buscar antes de perder. Otro elemento que rescato es el carácter del conejo en franca oposición con el del cuento de Carroll, y no solo cuando conserva la calma en su caída, también el temple frente a las cajas para esperar un guiño de debilidad. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, amigo Alfredo, por tu atenta (en los dos sentidos) visita a mi texto y por tu profundo análisis del mismo con tan motivadoras palabras; te diré que me encanta.
Eliminar¡Y qué bien que te guste el cuento!, ese es siempre el objetivo.
Te envío un fuerte abrazo, compañero.
Hola Patxi, es de los primeros relatos que leo, si no el prime, creo. Y mira lo que me encuentro jeje, el conejo que ha perdido el reloj, y está en la cámara acorazada, y yo todo el rato diciendo, que estaba en el Big ben. Increíble que hayamos coincidido en eses detalle. El juego de palabras y frases es irremediablemente acertada en un relato para este reto, al menos yo lo creo así. Es un guiño para Carroll, él lo hacía con sus textos, yo también lo he hecho, y además inventarte palabras o juntarlas es super divertido. Me apunto algunas de las tuyas para mis historias de un dia corriente en el canal, con permiso, jiji. Por comentar algo, la frase de justificación de de repentemente... Al lector de mente abierta, pues... que se trata de un relato de fantasía, y cabe tooodoooo. Ah, ¿te he dicho que me ha gustado)es genial, esa foram juguetona con el lector, cosa que me encanta (eso ya lo sabes. De mis preferidos, seguro. Un abrazo
ResponderEliminarAmiga Eme, gracias por pasar por ésta tu casa y por este comentario tan completo, personal y lleno de alegría, espontaneidad y optimismo; tan tuyo, en definitiva. Me siento un privilegiado por recibirlo.
EliminarLas palabrejas, como las palabras, son de todos, o sea que quedo impaciente de oírte alguna en próximos vídeos. ¡Gracias!
Ya sé que será casi imposible que esa percepción final tuya se mantenga toda la convocatoria, pero a mí ya me has alegrado el día.
Te envío un fuerte abrazo, compañera.
Y yo que me alegro, de alegrarte gratamente el día compañero ;) guiño
EliminarVale, te prometo que no se me ocurrirá decir aquello de "me alegro de que te alegres de alegrarme gratamente el día, compañera", no te preocupes... je, je, je.
EliminarHola Patxy
ResponderEliminarvaya relato más imaginativo, lleno de luz, alegría y buen humor.
Lo he disfrutado muchísimoisimo. Me dio pena que se acabara.
Felicidades y abrazos.
Gracias, amiga Paola, por tu tiempo para visitar "mi criatura" y por tu generoso y alegreísimo comentario. Gracias también por esa "pena" que me indica que, al menos un poco, te gustó.
EliminarTe envío un fuerte abrazo, compañera.
Hola, Patxi. Tu relato complejo, onírico y surrealista, supone por el fondo y la forma una lograda versión de Alicia. Jugando con el tiempo, el espacio y el lenguaje consigues una historia singular y de gran mérito. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, amigo Paco, por esta visita en la que me regalas este comentario tan generoso y motivador, todo un honor para mí. También, cómo no, por tus deseos, que siempre son recíprocos.
EliminarTe envío un fuerte abrazo, compañero.
Hola, Patxi, ¡con qué relato abres esta edición! Surrealista a rabiar, mira que ese principio, inquietante a cada frase, me ha introducido de lleno en algo que no acabada de atisbar, pero ni me importaba, solo quería continuar leyendo. Entonces empieza una especie de cuenta atrás que corre, primero poco a poco, luego exponencialmente al igual que la tensión por saber dónde nos estabas transportando. Después, como buen relato surrealista u onírico, los retos y reglas propios de ese otro mundo hasta llevarnos a despejar la incógnita. Juegos de palabras, mundos extraños, conejos parlantes... Y todo rematado, de repentemente, con epílogo para enmarcar. Grandísimo el relato, Patxi, me gustan mucho los textos surrealistas y el tuyo me ha encantado.
ResponderEliminarSuerte en el concurso y un abrazo.
Gracias, amigo Pepe, por tu detallado y efusivo comentario, que es de los reconfortan y animan a continuar en este juego de juntar palabras con la intención de hacerlas confesar sus otros significados y segundas intenciones, je, je, je. En verdad, me siento un privilegiado al poder generar este tipo de reacciones que, por otra parte, creo no merecer. Pero, en todo caso, ¡gracias de nuevo!
EliminarAgradezco también esos deseos, que siempre serán recíprocos.
Te envío un fuerte abrazo, compañero.
Magistral ejercicio utilizando una voz narrativa de registros cambiantes para animar al lector interesado en los guiños de la obra de Carroll. Gracias
ResponderEliminarDe nada, amigo Javier; gracias a ti por tu visita y por este halagador, aunque exagerado, comentario.
EliminarTe envío un fuerte abrazo.
Hola Patxi. Los guiños al ilusionario creado por Carrol son magníficos, entretenidos e inteligentes. Me ha gustado sobre todo que defines ese mundo de fantasía como "universo de goma". ¿Puede haber algo que represente mejor al país de las maravillas? Creo que no.
ResponderEliminarDespués tenemos la incógnita del "que te quiero". Podríamos hacer cientos de elucubraciones y todas ellas serían válidas en este mundo fantástico.
Me ha encantado, amigo. Un abrazo enorme.
Gracias, Bruno, por tu visita y, cómo no, por tu cariñoso y contundente comentario que guardo ya cual tesoro.
EliminarEn efecto, las interpretaciones son subjetivas y la de cada lector será siempre la más válida en su caso porque ello no es sino una prueba más de que, como bien decías en tu excelente texto, "solo la lectura nos hace libres".
Te envío un fuerte abrazo, compañero.
Saludos Patxi, un muy divertido relato como las peripecias del Conejo Blanco en el cuento original. aclaraste el de repentemente, pero te digo que la licencia ya la tenías dada aunque no la hubieras aclarado, queda muy bien en la historia. Muy buen relato. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarAmiga Mery, agradezco tu visita y generoso comentario, así como tus deseos, que ya sabes que son recíprocos.
EliminarPor cierto, tal y como concebí el relato con tres protagonistas, lector, cuento y escuchante, esa "licencia" formaba parte importante del mismo, aunque cualquier otra interpretación es tan válida como ésta.
Te envío un fuerte abrazo, compañera.
Bonito tu relato, te felicito Patxi, eres un gran escritor, se nota cómo plasmas las imágenes.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, María, por tu visita y por tus hermosas palabras.
EliminarOtro beso de vuelta.
Hola Patxi
ResponderEliminarOriginal y brillante ¡Yo quedo rendida ante tu relato de este mes!
Lo he disfrutado muchísimo, porque sabes transmitir cómo llegar a la emoción del lector. Me has hecho viajar con Conejo por ese espacio y tiempo.
Un abrazo y mucha suerte en el Tintero de Oro.
Gracias, amiga Yessy, por esta visita que incluye un regalo tan cariñoso y efusivo como lo es el conjunto de palabras de tu comentario. Me alegra un montón haber conseguido todo lo que me indicas en él.
EliminarAgradezco también tus deseos, que ya sabes que son recíprocos.
Un fuerte abrazo, compañera.
Hola, Patxi. Me ha encantado. Has conseguido un gran cuento,a pesar de titularlo un cuento de bolsillo. Eligiendo al conejo de protagonista, nos sumerges en una historia surrealista, donde se busca antes de perder, se tuerce el tiempo y las cajas hacen muecas y guiños. No sé si tú también haces un guiño a la caja 507, la película, además por supuesto al universo de Carroll. Lo dicho, una gozada. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola, amigo Jose. Tus palabras, tu motivador análisis, me animan a seguir intentándolo, y mucho. Gracias por tu tiempo para leer el texto, por tu generoso comentario y por ese deseo que ya sabes que es recíproco.
EliminarTe confirmo que, en efecto, he querido hacer un guiño a la película "La Caja 507"; me encanta el Cine y la situación del relato me lo ponía en bandeja...
Un fuerte abrazo, compañero.
Hola Patxi, has hecho sobrado honor al universo de Carroll, creando una versión propia plagada de surrealismo. A destacar el universo de goma, las cajas que hacen muecas y los roles invertidos del conejo y Alicia, por no hablar de los cambios de sentido de gravedad y las palabras inventadas. Todo un muestrario de imaginación que hace el texto rico y atrapa al lector queriendo mas.
ResponderEliminarMe sumo a las felicitaciones de los compañeros, sin duda es un texto merecedor de una buena posicion.
Un abrazo compañero
el que invierte los roles de los personajes y nos arranca
Hola, amiga Araceli. ¡Cómo agradezco tu detallado análisis de este relato con unas palabras tan amables y halagadoras! Tu comentario es todo un regalo, máxime incluyendo una valoración final que, aunque valoro en su justa medida, no puedo sino considerar exagerada.
EliminarTe envío un fuerte abrazo, compañera.
Ups, se me ha colado una frase intrusa al final jeje
ResponderEliminarTranquila, Araceli, no pasa nada...
EliminarCuanta imaginación a la hora de escribir este relato, que bárbaro con ese conejo que discurre por la cámara del tiempo y esas cajas donde se guarda la fantasía.
ResponderEliminarUn relato surrealista y enternecedor.
Un abrazo Patxi
Puri
Gracias, amiga Puri, por tu visita y amable comentario. Me ha gustado lo de enternecedor, al fin y al cabo es un cuento, ¿verdad?
EliminarTe envío un fuerte abrazo, compañera.
ENHORABUENA, Patxi, por ese Cuarto Puesto, a un pasito del podium, reverdeciendo viejos laureles. Un fuerte abrazo, amigo.
ResponderEliminar¡Oh, qué detalle, compañero! Muchas gracias por tu felicitación; en verdad no me esperaba llegar tan alto debido al alto nivel que ha habido, a mi parecer, en esta edición, por lo que me ha hecho especial ilusión, tanta como tu visita.
EliminarOtro fuerte abrazo para ti, amigo Paco.