(Imagen extraída de la red Internet)
Observo una vez más cómo el marco de la diminuta ventana
encuadra esas montañas que me son tan familiares, y vuelvo a fantasear imaginándomelas
como si formaran parte de un lienzo hiperrealista. Sonrío de medio lado al
pensar en el trabajo de ciertos pintores de esa corriente, retratando espacios
naturales, esgrimiendo cámaras con forma de pinceles que deben esconder lentes
y objetivos entre sus pelos; porque si no, no se explica...
―Cariño, ¿no llevas ya mucho
tiempo ahí? Sal pronto, ¡por favor…! ―me susurra pegado a la puerta.
Aquel ejercicio de admiración dura
poco, lo que tarda el recuerdo de lo que no pudo ser en aflorar a la superficie
de mi consciencia; emerge justo un instante antes de perecer ahogado por el
excesivo tiempo de inmersión. Es cierto que intenta seducirme siempre, mas el
tiempo no juega a su favor y a cada tentativa evidencia menos determinación,
menos autoconfianza, sabedor de que no tardará en desaparecer de mis anhelos.
―No he terminado aún, pero no
tardaré en salir ―miento.
A ese recuerdo le toma el relevo
la cruda realidad, la que me tiene encerrada aquí, separada no sé por cuánto
tiempo más de lo único que me aferra a este mundo. Sí, todo esto ocurre de nuevo
entre estas cuatro paredes en que me encuentro y que han convertido el reducido
y frío espacio en mi edén particular, donde evacuo sin testigos lágrimas de
infelicidad que, paradoja, no me impiden ver con claridad.
―Venga, tú y yo sabemos que no
estás haciendo nada, ¡sal ya de ahí, ca-ri-ño! ―Ya no susurra.
―Enseguida, voy enseguida… ―contesto
más asustada que antes por ese cambio de tono que tan bien conozco.
Aunque aquí, en mi refugio, predomina
el blanco, yo me siento gris, oscura. Sé que no debería ser así, pero ese
remordimiento por algo que aún no ha sucedido, y que puede que no ocurra nunca,
me está corroyendo por dentro ante el temor de que eche por la borda algo más que
mi vida, algo mucho más importante.
―¡Date prisa!, ¿es que no me
oyes? ―grita, para añadir más calmado tras un instante que a mí se me hace
eterno― Tendrás hambre, estoy troceando el pollo asado que encargaste. Por
cierto, ¿por qué has cambiado los cuchillos de sitio?, me ha costado encontrar
uno.
―¡Ya voy! ―indico, aterrorizada,
imaginándomelo.
―Sabes que me tienes que contar adónde
has mandado a la niña; porque a mí no me engañas, no está en casa de su amiga,
¿verdad? ―suelta como un mazazo, mientras camina hacia la cocina.
***
Desconozco de dónde habré sacado
la fuerza mental…
Desbloqueo la puerta del baño y la abro. Que no se enfade más, que no
sospeche, me digo, pero mis lágrimas no obedecen a la orden de discreción y surcan
mis mejillas, desde hace años lecho del desahogo de nuestro calvario. Me
restriego los ojos con el dorso de mi mano izquierda, la derecha está a otra
cosa. Camino hacia él a cámara lenta sin pararme, fingiendo sumisión, y veo con
nitidez cómo él se regodea con el sufrimiento que tan bien reconoce en mi cara.
Y a cámara lenta veo sus negros ojos mirándome con estupefacción mientras siento
cómo se hunde la hoja del cuchillo en sus entrañas a la par que mi esperanza emprende
su salida a flote.
… para cambiar la idea de la cuchilla
por la del cuchillo, los pensamientos de suicidio por otros nuevos de asesinato;
para decidir conservar mi… nuestra vida a cambio de la suya…
***
Un día más lo intento a
sabiendas de que mi esfuerzo será baldío. Estoy sumida en una espiral de
autocompasión y frustración. Ni siquiera intento engañarme diciéndome que es
sólo una mala racha, que más pronto que tarde todo volverá a la normalidad... yo
sé que nunca tendré ni la facilidad ni la clase necesaria para describir con un
buen texto aquella pesadilla que nos hizo vivir y sufrir nuestro monstruo particular.
Quizá la cosa cambie en casa, pronto dejaré esta celda. El abogado de oficio no
tuvo que esforzarse demasiado en demostrar que, lo que hice, lo hice en defensa
propia, sin apenas tener que argumentar los poderosos atenuantes.
***
Ha llovido mucho desde entonces, mas cuando han
sido lágrimas lo han sido de alegría. Ella es ya toda una mujer, y aunque ahora
vivimos separadas, estamos cerca. Resulta que es mi cumpleaños, y yo ni me
había acordado. Mi hija se ha presentado en casa con su pareja y, después de dejar
lo que parece un cuadro en la mesa, me ha hecho el mejor regalo que podría hacerme:
me ha cogido las dos manos con las suyas, me ha mirado a los ojos permitiéndome
alcanzar con la mirada su alma, y me ha confiado con la voz más segura que
jamás le he oído: «Mamá, desde hace unas semanas ya no sueño con sus abusos». Nos
hemos dado un abrazo que me ha sabido a justicia divina y me he desarmado de
felicidad. Después se ha despedido y, cuando se marchaba agarrada de la cintura
por su novia, tan feliz, ésta le ha dado un beso que el pudor ha terminado recolocando
a medio camino entre mejilla y labios.
Acabo de reparar en que no he
desembalado el cuadro; lo hago y no puedo evitar una sonrisa, esta sí, completa:
es una réplica hiperrealista de El cuarto
de baño de Antonio López. ¡Qué chiquilla…!
© Patxi Hinojosa Luján
(19/04/2019)
Tremendo relato. Un tema muy duro que has sabido contar de una forma original y diferente. Me ha gustado mucho, Patxi.
ResponderEliminarAmiga Marta, tú siempre la primera en pasar y comentar; me va a extrañar cuando no sea así.
EliminarMuchas gracias por ello y por tus palabras, como cada vez generosas y motivadoras.
Un fuerte abrazo.
Hola; Patxi: Impactante historia. Original la organización de la trama. Muy expresivo. Me gustó.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga Beba, por tu tiempo y por tu valioso comentario. En breve me pasó a visitar tu relato para «El Tintero».
EliminarUn fuerte abrazo.
Una vida muy amarga pero con un final liberador. Muchas veces para ser y sentirse libre hay que romper barreras aunque sea a hachazos. Tu protagonista tuvo que llevarse una vida por delante, pero lo consigió.
ResponderEliminarUn relato duro sobre la violencia de género que me ha encantado.
Un abrazo.
Muchas gracias, amigo Josep María, por pasarte y dejarme tu valiosa visión del relato, me siento muy honrado por ello.
EliminarUn fuerte abrazo.
Como todo lo que escribes Patxi magistral.Un relato que comienza con un paisaje y guarda una trama de violencia. Me ha gustado todo hasta el final, ese regalo del cuadro. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Oh!, muchas gracias por tan generoso y estimulante comentario, amiga Mamen.
EliminarPalabras como las tuyas me animan a seguir intentando mejorar mi escritura.
Un fuerte abrazo.
Ay compañero, que duros son estos temas de leer, a las mujeres nos toca muy de lleno, pero cuando es un hombre el que las escribe, es liberador. La violencia de género es un lastre que se va arrastrando desde años, creo que desde Eva (por eso yo un día cambié la historia...) A lo que iba, tu sintaxis te precede, y en este caso se derrama en varios tiempos, la mayoría con una descarga grande emocional. Un relato muy emotivo, recreado entre compasión y rabia. Un abrazo Patxi.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por pasar y por tus cariñosas palabras, amiga Eme!
EliminarSobre este delicado tema, creo que ya me he retratado de sobra, y agradezco que así lo valores en tu comentario.
Un fuerte abrazo, amiga.
Hola Patxi, un tema tremendo, muy doloroso, lo has tratado con mucha delicadeza. Narrado desde la voz de la protagonista que atrapa al lector. Uno se queda diría complacido con saber que de alguna manera se ha hecho justicia. Un abrazo y te felicito.
ResponderEliminarHola, Miry, gracias, muchas gracias por pasar y comentar con tan generosas y gratificantes palabras.
EliminarEs verdad, es un tema tremendo, de una injusticia brutal, y todas y todos deberíamos aportar nuestro grano de arena para que tanto violencia como desigualdad vayan menguando y llegue el día en que, ¡ojalá!, desaparezcan...
Me alegra comprobar que este mensaje vuela desde mi texto hasta los lectores.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Patxi, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, David. Sin tu magnífica iniciativa, no nos conoceríamos muchos de los compañeros de los que participamos en EL TINTERO DE ORO.
EliminarGracias también por tus deseos y un fuerte abrazo.
Hola Jorge,
ResponderEliminarMe ha encantado como has creado las escenas muy detalladas y realistas de esa venganza, como respuesta ante ese daño causado a su ser querido, su hija. Suerte en el tintero!
Abrazo
¡Qué preciosidad de relato! Lo digo por lo bien que está construido, dosificando la información, con el ritmo y el lenguaje preciso. Aunque el tema es conocido, está tan bien narrado que las emociones fluyen y el lector se implica, aplaude la decisión de ella: "la idea de la cuchilla por la del cuchillo, los pensamientos de suicidio por otros nuevos de asesinato; para decidir conservar mi… nuestra vida a cambio de la suya…"
ResponderEliminarLa frase final, de diez. ¡Cómo se puede decir tanto con tan pocas palabras!
¡Felicidades, Patxi!
Por comentarios tan emotivos como éste, al menos para mí, merece la pena intentar seguir mejorando en este maravilloso juego de juntar palabras. ¡Muchas muchas gracias, amiga María Pilar, por tu tiempo y sensibilidad!
EliminarTe envío un fuerte abrazo.
Una versión original y maravillosamente bien escrita de un drama desgraciadamente cotidiano. Suerte que en esta historia el final no es amargo, sino más bien agridulce con tendencia a ser solo dulce. La puerta abierta a la esperanza que dejas en tus letras nos hace respirar tranquilos tras la sombra de la injusticia. Precioso, Patxi :)
ResponderEliminar¡Un abrazo y mucha suerte en el Tintero!
Muchas gracias, querida amiga, por tus generosas palabras; son de las que emocionan y animan a seguir.
EliminarY gracias también por tus deseos.
En breve me regalaré la lectura de tu texto y los del resto de compañeros.
Te envío un fuerte abrazo.
¡Qué relato más estremecedor, Patxi! Bien estructurado y de perfecta técnica, como ya nos tienes acostumbrado. Sólo me he visto perdido unos segundos en ese bloque que empieza con el párrafo "Desconozco de dónde habré sacado la fuerza mental…" ¿Quedaría un poco más claro si lo que has puesto en cursiva lo hubieras escrito en tercera persona? Sólo es una idea que se me ha ocurrido.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el concurso, amigo.
Un abrazo enorme.
Muchas gracias, amigo Bruno, por dejar este motivador comentario que incluye como valor añadido esa apreciación sobre un párrafo que sí, reconozco especial por su singular estructura, sujeto a revisión; aunque no sé si el uso de la tercera persona sería la mejor alternativa, lo he leído con el cambio y no lo veo...
EliminarGracias también por tus deseos.
Otro enorme abrazo para ti.
Hola, Patxi
ResponderEliminarUn relato muy duro sobre un tema lamentablemente cada vez más cotidiano y de difícil solución . Has sabido narrarlo de una manera impecable, sin caer en el sentimentalismo, con una prosa medida que le da mucha más fuerza a la historia. me ha gustado mucho. Suerte en el Tintero.
Muchas gracias por tu comentario, amigo Conrad, por esa valoración tan generosa.
EliminarGracias también por tus deseos.
Un fuerte abrazo.
Buen relato, Patxi,
ResponderEliminarMe ha gustado la forma en que has expuesto los hechos y el final con un punto de humor...
Suerte y saludos
Muchas gracias, amiga Paola, por tu tiempo, comentario y deseos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Vaya relato... hace que la tensión suba poco a poco, y termine en un suspiro liberador; porque si puedo por un instante ponerme en la situación de la protagonista, no lo dudo ni por un segundo a hacer lo que ella hizo.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias, amiga Alma, por pasar a comentar y compartir tu particular visión.
EliminarUn fuerte abrazo.
Sobre un tema de desgraciada actualidad, has construido un relato impactante, narrado con tu solvencia de costumbre, que consigue identificarnos con la atormentada protagonista y comprender, y aún celebrar, su cruenta decisión. El final feliz nos descubre nuevos detalles para aborrecer aún más al monstruo. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Patxi.
ResponderEliminarAmigo Paco, quedo muy agradecido por tu tiempo y por el regalo de tu generosa valoración; también por tus deseos.
EliminarTe envío un fuerte abrazo.
Tremendo y duro relato Patxi, a medida que avanza sentimos a la protagonista como nuestra, asumimos sus penas y su angustia y llegamos a entender las decisiones que toma, aún por duras que sean. Es este a mi juicio el mérito de tu relato, meternos de lleno en la piel del personaje desde la primera línea. Además el texto está escrito de manera impecable, como ya nos tienes acostumbrado. Estoy seguro que tu relato conseguirá una posición de honor en el Tintero, por lo que desearte suerte es redundante. Un abrazo!
ResponderEliminarAmigo Jorge, qué decirte después de leer esto... Bueno, más o menos lo de ocasiones anteriores: es todo un honor para mí que me dediques estas palabras, aunque desconozco hasta qué punto puedan ser merecidas. En todo caso se agradece un montón ese regalo así como tu confianza en mi trabajo.
EliminarUn abrazo bien fuerte.
Muy logrado ese clima de angustia y miedo que va en aumento.La historia es un fluir de emociones interrumpidas por un diálogo que marca muy bien el ritmo. Entre la narración y los diálogos van desgranando poco a poco una triste realidad pero también una historia de superación. Me ha gustado mucho Patxi.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, amiga Araceli, por tan motivador y bello comentario. En verdad produce un placer inmenso constatar que un texto propio puede llegar a motivar palabras como las tuyas.
EliminarOtro fuerte abrazo de vuelta para ti.
Un relato en el que según se avanza en su lectura vas descubriendo el trasfondo de sus personajes,con una vida triste y un desenlace de superación.
ResponderEliminarMe ha resultado muy atrayente su lectura por como atrapas al lector manteniendo la intriga.
Suerte en el concurso.
Un abrazo Patxi.
Puri
Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras, amiga Puri; también por tus deseos, que ya sabes que son mutuos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Patxi, ya estoy por aquí.
ResponderEliminarLo has definido bien en una de las frase: un lienzo hiperrealista de abusos y malos tratos, (lo cuentan las mortales estadísticas)
Un desarrollo narrativo a base de un monólogo insistente, como moduladores la llamada del maltratador en un in crescendo de engañosamente suave a exigente y violento.
Inicicialmente te iba a comentar que en esta frase: “evacuo sin testigos lágrimas de infelicidad...” que el término “evacuar” me parecía algo escatológico, ya que fisiológicamente significa expulsar secreciones o excrementos,pero mira, dada las circunstancias, me parece perfecto su uso en este contexto de violencia de género.
Es necesario alzar la voz y tú lo has hecho Patxi.
Suerte en nuestro Tintero. Un abrazo compañero.
Amiga Tara, es un verdadero honor recibir tu visita. Como siempre, dejas tu personal y valioso comentario, e incluyes tu visión sobre el uso que se hace en el texto del verbo "evacuar"; por mi parte, añadiré que, además, me sirvo de él para ayudar a situar a la protagonista del relato de una manera más expresiva, más visual.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, amiga, pero también por tus deseos.
Te envío un abrazo bien fuerte.
Una vez más el tema del maltrato. El abuso parece alejarnos de un ser racional y emocionalmente equilibrado, convirtiéndolo en uno visceral, acomplejado y cobarde; que utiliza la violencia en vez de la búsqueda del respeto, el acuerdo y la amorosa comprensión.
ResponderEliminarBuena narrativa con cuadro hiperrealista de uno de los mejores artistas.
Un abrazo.
Gracias por pasar, amigo Francisco, y dejar este comentario con tu personal visión.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un relato muy duro y, sin embargo, me encanta la manera tan amable y cariñosa en la que está escrito. Mucha suerte en el Tintero, Patxi. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga Beatriz, por tus bellas palabras y también por tus deseos, que ya sabes que son recíprocos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Enhorabuena por tu mención en nuestro Tintero Patxi. Me alegra mucho.
ResponderEliminarHasta pronto colega.
Muchas gracias por el detalle, compañera. Nos vemos pronto, sí.
EliminarUn fuerte abrazo.
Patxi... enhorabuena!!
ResponderEliminarTu relato merecía, sin duda al menos la mención.
Un abrazo
Muchas gracias, compañera, tus palabras reconfortan un montón.
EliminarY que sepas que es un placer para mí compartir compartir MENCIÓN HONORÍFICA.
Un fuerte abrazo.
Un bien merecido premio, un extraordinario relato, vengo del blog de David a conocer tus letras.
ResponderEliminarSaludos!!
Agradezco de corazón, amiga Rosana, tu inesperada visita y tus generosas palabras. Pasa cuando quieras a ésta tu casa...
EliminarUn fuerte abrazo.