A menudo rememoro el tiempo en que vivían en el despacho de papá, rodeados de todas aquellas figurillas antiguas con tan peculiar perfil. Charlaban con pasión mientras planeaban una nueva aventura, con viajes hacia tal o cual yacimiento arqueológico; aunque les servía cualquiera, ambos tenían su preferencia definida. Recuerdo ese brillo en sus ojos, esa sonrisa imposible de disimular en contraposición a la resignación de mamá, con la humedad perenne en su triste mirada. Entonces yo era un niño y no interrelacionaba todo aquello; sólo aspiraba a, de mayor, ser como él, como mi padre. Y aquí estoy ahora, rumiando mi fracaso; tarde o temprano me iban a pillar.
Oigo pasos, vienen...
―Si decides colaborar, en deferencia a tu progenitor te ofreceremos un trato favorable, ¿de acuerdo? ―El inspector enseña sus cartas.
―¡Qué alegría verle! ―suelto, esperanzado―, estoy seguro de que me entenderá, porque sabe de qué va esto. Ustedes dos sentían lo mismo y yo lo heredé de él, ¿qué hay de malo en ello?
―No te confundas, hijo, lo mío fue una pasión pasajera; lo de tu padre, una obsesión enfermiza. Y veo que tú has seguido sus pasos, al menos los errados ―añade reprobándome con la mirada―. ¿No te das cuenta de la gravedad de tus actos?
―¡Tiene que ayudarme, debe ayudarme, por él! Antes de morir, con su último aliento ―suspiro con dramatismo―, me confió dónde habían localizado la momia y me suplicó, entre estertores, que me apropiara de ella en su memoria.
―Continúa, Ra…
Continuará…
© Patxi Hinojosa Luján
(30/11/2020)
¡Hola Ra!... digo Patxi 😊
ResponderEliminar¡Que original! Me gustó el título, que ya vaticina, en parte, de que va la historia.
Así que se trata del robo de una momia, y encima con connotaciones familiares (la momia no, el padre y el hijo arqueólogos), y según el hijo, fue el padre quien le alentó al robo, o no, a saber... ese continuará se merece una explicación, no nos dejes con las expectativas en el aire.
Un abrazo, Patxi.
Hola, Patxi. Muy logrado tu micro. Me ha gustado ese toque que tiene a cualquiera de las historias protagonizadas por el inefable Indiana Jones, con esa obsesión de corte arqueológico que le transmite a su propio hijo. De tal palo, tal astilla; como sentencia el dicho popular. Muy buen trabajo, compañero. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Patxi. Muchos son los personajes interesantes que nos presentas, como ese padre y ese hijo arqueólogos (¿y ladrones?) y ese inspector, antiguo compinche del progenitor. ¡Y encima con una momia de por medio!
ResponderEliminarUn abrazo enorme, compañero.
Hola, Patxi. Nos traes una microhistoria muy interesante, pero ese toque final es un broche fantástico. Da para un largo continúa, Patxi.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Hola, Patxi! Jo, arqueólogos, una momia, un misterio... Desde luego que no ya nos dejas en ascuas con el continuará, sino con toda la historia megaentretenida que anuncia este comienzo. Estupendo aporte! Un abrazo
ResponderEliminarUn relato diferente Patxi, donde la complicidad y la influencia familiar se hace eco de manera equivocada, como dice el dicho: "De tal padre, tal hijo" o este otro: "Hijo de gato, caza ratón".
ResponderEliminarMuy bueno y con su mensaje reflexivo ademas, con razón la mirada triste y húmeda de la madre, la resignación no es buena compañera...
Saludos cordiales desde Venezuela. Muy buen microrelato y me gustan mucho las historias de antigüedad y este continuará deja mucho que pensar. ¿Qué ocurrirá con esta nueva aventura?
ResponderEliminarUn suspense donde parece flotar una maldición. Un asunto familiar pendiente aclarar. Sí que ha quedado abierto el abanico, saludos 🖐
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