Anoche, mientras dormía, soñé que ya
nunca más podría volver a soñar… despierto.
Hoy y ahora, ya en el mundo
consciente, me reconforta ver que no fue sino una pesadilla que, eso sí, me
indujo al mayor desasosiego que recuerdo en mucho tiempo.
Por suerte para mí, mis pasiones
siguen tirando del carro de mis sueños, y ninguna de ellas me ha abandonado
jamás; y espero que este estatus siga así por lo menos hasta que esa luz blanca
tire de mí, porque eso tenemos firmado en un contrato vital:
¡Podré seguir soñando despierto mientras
que el cuerpo aguante!
© Patxi Hinojosa Luján
(20/09/2014)
(20/09/2014)
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