viernes, 23 de enero de 2015

Por volverte a ver…

       
       
       Escondiéndome en mi cobardía, logré por fin reunir el valor suficiente.

       Suficiente fue, respondiendo a esa llamada tantas veces anhelada y nunca recibida, para volver a mi edén, a nuestro hogar.

       Hogar que fue testigo mudo de mi ascensión al cielo y mi caída a los infiernos.

       Infiernos a los que, gracias a mi debilidad, conseguí que no me acompañaras tú.

       Tú, seductora y encantadora musa nuestra y mía, antes, después… siempre.

       Siempre amada; y a pesar del olvido por la distancia, ¿siempre amante?

       Amante imaginada mil veces, y mil y una como despechada aparecida.

       Aparecida en mis sueños ayer, hoy y mañana, siempre actriz principal.

       Principal causa de mi resurgir, cual ave Fénix, fue un triste recuerdo.

       Recuerdo que me impulsó a recordar que, al final, todo acaba bien, y si no acaba bien, es que no es el final.

       Final soñado: nos vi juntos en el portarretratos de ese pasado común cuando, como un furtivo cualquiera, me atreví a otear a través de tu ventana, escondiéndome.

© Patxi Hinojosa Luján

(23/01/2015)

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