Hijos
míos, hoy por fin os será permitido acompañarnos. Va a ser vuestra primera vez y
me gustaría que disfrutarais tanto como nosotros ante el magno espectáculo que
vamos a presenciar. Podríamos calificarlo como el de vuestra transición a la
pubertad.
Sí,
ya sabemos que en más de una ocasión os han tentado vuestros primos, los
sedientos, para que fuerais con ellos en noches similares a esta y que os lo
hemos prohibido, algún día entenderéis por qué; pero no os engañéis, ni el día
de hoy acabará con un anochecer cualquiera, ni la suya es una compañía
conveniente.
Veréis,
esta noche Selene, que así se llama la Dama, saldrá de paseo por segunda vez en
el mismo ciclo del calendario, por lo que lucirá un traje de gala especial para
la ocasión; espera que todos nosotros vayamos a saludarla porque esto no sucede
más que una vez cada tres años. Y ya os hemos explicado en más de una ocasión lo
importante que es ella en nuestras vidas porque guía nuestros designios y es
sabia consejera. De hecho, ella fue quién nos advirtió de que no nos fiáramos
de esos parientes no tan cercanos.
Llegó
el momento. Salid todos, amada compañera; hijos míos, vosotros también.
Contemplad esta maravilla de la Naturaleza. Nunca habréis visto la noche tan
azul. Regocijaos ante tamaño prodigio…
Y ahora,
ya sabéis lo que tenemos que hacer.
***
¡Cómo
me gustan los vuestros, los nuestros! Transmiten paz, belleza, amor,
agradecimiento, empatía con el entorno, respeto hacia él… En cambio los suyos,
los de esos primos lejanos, parece que estuvieran invocando el mal para
apropiarse de él y guardarlo en lo más hondo de sus atormentadas almas.
No,
no me gustan los suyos, estropean la magia reinante; me aterran sus aullidos,
siempre tan inquietantes.
¡Ya
está!; como siempre, han conseguido nublar el cielo escondiendo a la Dama…
***
Volvamos
a la cueva, el ritual ha terminado; lo habéis hecho muy bien, hijos. Como premio,
vuestra madre os contará algunas historias que a su vez nos fueron contadas por
vuestros abuelos, pero será ya mañana; hoy es tarde y debéis descansar mientras
yo salgo a cazar.
*** *** ***
— ¿Os
he hablado ya de los colores que suele utilizar Selene en sus vestimentas?, el gris,
el naranja, el rojo, el azul… todos tan hermosos, ¡siempre tan mágicos!
—Un
montón de veces, mamá, un montón… —exclamaron al unísono los tres lobeznos—, ¿no
teníamos que irnos ya a dormir?
© Patxi Hinojosa Luján
(31/07/2015)
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