La – re – do
La sorprendo dorada, cual nudista bajo el sol,
aunque tintada
en blanco y rojo, rojiblanco pasión.
Doblo despistado
una esquina
y me llegan, de sopetón,
para alegría
de mi alma,
los sonidos
de un ensayo
que anticipan
una noche
recargada de
emoción.
Re-inventando escapatorias en forma de una canción,
nuestro artista
a la guitarra,
aliñando su
gran voz,
impregna el
aire de acordes
que secuestran
la razón,
y de unas letras
que no son
sino flechas
que abordan ya
todo despistado
corazón.
Do de pecho continuado, avalado por quien es
dueño de cada
estrofa, y señor,
de cada estrofa entonada, sí,
pero esclavo,
si en su empeño no decae,
de su efecto
embriagador.
***
Y de la
dorada Laredo volví, porque estuve,
con las
baterías cargadas,
esperando que
el destino, generoso,
me consiga sorprender con una ocasión semejante.
Yo que nunca
juego sucio, enfrento con toda paciencia
un nuevo compás
de espera,
para volver a
disfrutar
con esa
fuerza un fa mayor,
¡o no!,
cuando seduzca
con sus caricias, con su arte,
a cualquiera
de sus guitarras
quien
siempre será grande:
nuestro
querido Txetxu Altube.
© Patxi Hinojosa Luján
(24/08/2015)
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