No
se hubiera escenificado ni en mis mejores sueños; no lo hubiera soñado ni para
el más optimista de mis proyectos. Pero hete aquí que estoy dando forma al
texto que tendrá el honor, numérico, de portar la redonda cifra «100» entre los
que he tenido la fortuna de poder editar en la red social literaria, esa que
tanto me ha aportado e instruido; y espero seguir haciéndolo, tanto aquello, publicar,
como esto, formarme.
Os
aseguro que no soy sino un eterno aprendiz, lo que me mueve a no quedarme
quieto en lo que a juntar palabras se refiere, por un lado, y a disfrutar con
todo lo que ello conlleva, por el otro, al que no otorgo menos importancia. Soy
consciente de que algunos de los textos compartidos con todos vosotros, amigos
literarios, no son todo lo bueno que os merecéis, y que, por contra, otros ni
llegan a la altura de aquellos… De ahí lo que os decía de mi objetivo de seguir
aprendiendo para que la afrenta sea cada vez menos grave.
Escribiendo
de y sobre nuestros deseos, inquietudes, ocurrencias, sentimientos,
sensaciones, opiniones, al final quedan frases, párrafos y textos más o menos
acertados, es cierto, y el saber que ciertas personas te regalarán unos
valiosos minutos de su tiempo para valorarlos e interpretarlos cada uno según
su particular apreciación, es un regalo de un valor incalculable; además,
algunos compañeros y compañeras han traspasado la frontera que delimita la red
y han llegado a convertirse, por diferentes vicisitudes que no vienen al caso,
en amigos al margen de las lecturas de turno. Todo ello reconforta tanto que te
enriquece el alma y, si cabe, te normaliza el latir cardíaco.
En
serio, ni por lo más remoto podía imaginar que llegaría a esa cifra de relatos,
entre otras cosas porque cuando escribo, lo hago con normalidad, pero luego me
corrijo, me vuelvo a corregir una y otra vez, y nunca sé a ciencia cierta si
hubiera sido mejor o no dejar todo tal y como se planteó en un principio. Vamos,
que me cuesta «Dios y ayuda» componer cada uno de ellos. Y, ya que estamos
metidos en faena, quisiera aprovechar para daros a todos y cada uno las gracias
por pararos a leer mis cosas y por vuestras inestimables palabras de ánimo, he
de reconocer aquí que casi siempre exageradas.
Pero
ya acabo y no quisiera desviarme del motivo que me ha incitado a juntar estas
palabras, y que no es otro que el hecho de las fechas en las que nos encontramos
y que propician el que os desee a todos, os gusten o no estas fiestas, las
celebréis o no, que este fin de año 2015 sea maravilloso, aunque muchísimo peor
que lo que os espere para ese 2016, coqueto por bisiesto, que de vez en cuando
asoma su nariz, impaciente, por la esquina del cambio. Brindemos por ello:
¡¡¡Salud!!!
Y para
finalizar, permitidme que utilice el singular, lo prefiero aquí: Un muy fuerte
abrazo, amigo, ya sabes que te lo mando con el corazón porque, aunque es más
fuerte, oprime menos.
¿Nos
vemos en el 101…?
Dedicado a los amigos de Falsaria,
increíbles escritores y generosos lectores.
© Patxi Hinojosa Luján
(17/12/2015)
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