La
cobardía, esa compañera de viaje que rara vez nos aconseja bien, está detrás de
muchas preguntas sin formular, entre otros presentes de dudosa valía. ¿Por qué?,
pues porque en un gran número de ocasiones tenemos miedo a la respuesta, cuando
no un pánico irracional, y estos están alimentados en gran medida por aquella.
Por
suerte no todo en esta vida coquetea con el riesgo, sea físico o psíquico, por lo
que en otras ocasiones se nos desata la lengua desanudando y anulando esos
nudos gordianos que tantas veces nos empeñamos en sembrar en nuestro camino, y
llegamos a pecar por exceso al exponer nuestras inquietudes y dudas a quien,
desde antes ya de la primera cuestión, seguro vamos a importunar. Y además pensamos
siempre que nuestros problemas son los más importantes, o como mínimo los prioritarios,
y así no aceptamos ni miradas para otro lado ni demoras. Egoísmo e impaciencia,
¡ay!, dos de nuestros pequeños pecados de provincias…
Pero
volviendo a lo trascendente, la Dignidad Humana debería poder lanzar cual
flechas justicieras esas preguntas que atormentan a gran parte de la sociedad. Y
aquí surge la gran duda: ¿Seguro que hay que preguntar algo?, ¿y, qué
preguntar? La primera respuesta debe ser afirmativa y, como me gustaría poner un ejemplo,
para la segunda activo el generador de preguntas aleatorias. No me sorprende
leer la que el azar ha elegido por nosotros: «¿por qué permitimos tanta
injusticia hasta el punto de que aún se siga muriendo de hambre y de sed?» Tengo
el convencimiento de que quienes podrían responder son también los responsables
de que la situación permita tales preguntas. Pero no quiero ni siquiera
imaginar cuáles serían sus excusas, que no respuestas.
La
cobardía, esa compañera de viaje que siempre les aconseja mal, está detrás de
muchas respuestas sin ofrecer, entre otras muchas acciones de dudosa valía. ¿Que
por qué?, pues porque en un gran número de ocasiones tienen miedo a la reacción,
cuando no un pánico racional, y estos también están alimentados en gran medida
por aquella.
Eso
sí, su cobardía, amigos, nada tiene que ver con la nuestra, pensadlo… Como no
siempre es lo mismo una pregunta sin respuesta que una pregunta sin responder.
© Patxi Hinojosa Luján
(16/06/2016)
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