jueves, 14 de julio de 2016

Tampoco esta vez


Estoy nervioso, siempre lo estoy en estos casos; también asustado. Pero que no se diga que no pongo de mi parte: me armo de valor una vez más y decido enfrentar mis miedos. Acudo a cumplir con mi compromiso. Estoy al llegar.
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Hay algo en esa belleza de retoque fotográfico que aprecio en ti que me desasosiega. Me suele pasar cada vez que os descubro en esas bellezas de retoque fotográfico. Noto una ligera humedad a mi alrededor que me incomoda.
Cuando exhibes tu vanidad me deslizo hasta el nivel más bajo de mi inseguridad. Allí tu confianza anula lo que queda de mi amor propio y se deshace de él con indiferencia. Aun así busco un atisbo de bondad en tu imagen pero solo encuentro apariencia; no me encuentro cómodo en ella y me pregunto si he vuelto a cometer el mismo error. Me respondo al instante con un sí tajante. Me salpican gotas de duda.
Anulas mi voluntad; y aunque me duele bastante, lo hace con más brío mi actitud dejándote hacer, mi nada digna complacencia. La decepción que me envuelve tiene un doble origen claro y ello no ayuda en nada. Este sirimiri empieza ya a calarme.
Soy un esclavo de tus caprichos, siempre ocurre lo mismo, y a estas alturas de la historia creo estar anestesiado contra el dolor que me infringe tu ninguneo y tu abuso continuado. Al contrario, no consigo calmantes para mi tormento interior y mi alma salta al aire en excursión implorando una clemencia que no acaba de llegar nunca. La lluvia arrecia.
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No recuerdo si alguien me ha dicho antes que tengo dotes de adivino, o no…, pero creo que al final no voy a acudir a nuestra cita a ciegas; tampoco esta vez. Mientras me alejo de esa escena sin representar, me escudo en la manida excusa con que aún me sigo engañando: llueve demasiado…

© Patxi Hinojosa Luján
(13/07/2016)

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