Me
manipulas a tu voluntad, haces conmigo lo que quieres. No es algo nuevo, lo
llevas haciendo desde que me creaste, al igual que con mis hermanos, valiéndote
de tu ingenio. Aunque a mí no me manejas como procedes con ellos, moviendo sus hilos;
conmigo es todo mucho más íntimo: te introduces en mí con suavidad y haces que
cobre vida, una vida que te debo sólo a ti, a tu arte.
Cuando
esto acontece aprovecho y acumulo la vitalidad necesaria que me permite repartir
alegría entre los que acuden a las mágicas representaciones que nacen fruto de
tu imaginación, y me siento orgulloso y me inunde el sosiego.
Sé
que sabes que lo sé.
Por
eso, haz conmigo lo que quieras, te animo a que sigas haciéndolo mientras encuentres
fuerzas para imaginar, para continuar alegrando corazones, enriqueciéndolos
haciéndoles creer que aún quedan mundos maravillosos por descubrir con sólo
mirar hacia el rincón más recóndito del fondo de los espejos, de esos que juegan
a esconderse en el escenario de cualquier teatro, donde estas lunas y aquellos universos
abundan aún; sin ir más lejos, yo disfruto del privilegio de formar parte de algunos
de ellos, que alterno según tu criterio.
Sé
que sabes que lo sé porque cuando me creaste pusiste todo tu empeño en dotarme
de vida propia gracias a tu creatividad, a tu fantasía. Por ello, siempre que
te siento, hago acopio de una felicidad que esparzo y reparto mientras silbo
una canción, a veces nostálgica, cierto, mas en no menos ocasiones exenta de cualquier
pizca de cruel melancolía.
***
Hoy yo, como hice ayer y haré mañana, sigo tranquilo, jamás me abandonó la
seguridad de saber que tú nunca permitirás que nadie ose «no dejar títere con cabeza».
© Patxi Hinojosa Luján
(04/12/2016)
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