viernes, 29 de enero de 2016

Te presto...


Tiempo ha que me preocupa
Lo que oculta tu mirada
E investigo con presteza
Y lo que expones interpreto
Tu marcador es el que indica
Todo lo que ya intuía:
¡Lo necesitas con apremio!
Tanto hastío acumulado
No supo poder ni pudo saber
Cómo seguir en la sombra
De la sumisión ni un llanto más.

Te presto uno de mis adioses
Quédate con el que elijas
Los tengo de diversos sabores:
De decepción, de engaño
De mentira, de crueldad,
De apatía, de traición…

No te aconsejo el desamor
Demasiado amargo es su sabor
Actores principales y secundarios
Interpretan siempre el mismo acto
Tan triste, tan dañino y cruel
Del que nadie saldrá ganador
Sea cual sea al final el reparto.

Menos aún el que sabe a rencor
Y que con su aroma a derrota
Nos embauca para nuestra ruina
Debilitando cuantos corazones encuentra
Tanto como los carcome y enferma
Porque el odio, en su malignidad, corroe
Siempre desde lo más adentro.

Cuando tengas elegido
El adiós más adecuado
Tú solo reúne el coraje
Que valores necesario
Y se lo estampas en la cara
Decidida, sin temor
A aquel que por no merecer
No mereció nunca tu desvelo
Tu complicidad, tu cariño
Tampoco la lucidez para entender
Que ya por siempre faltarás
Que nunca más su estrella serás.

Y ya de poco le servirá
Lamentarse ante los dioses
Intentando engatusar a toda dama
Siempre extraña, siempre estrella
Presente, pasada o futura
Puesto que yo siempre intentaré
Con modestia y humildad
Seguir prestando por doquier
Los mencionados adioses.

© Patxi Hinojosa Luján
(29/01/2016)

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