Deslizo,
travieso, mi osadía por debajo de tu alma hasta soñarnos en un nuevo beso que
siempre es aquel primero. Entonces nos veo: a mí en un blanco
y negro que, ilusionado, se va tiñendo de tu mundo de colores imposibles; a ti
en color, condenando la puerta al salir del mío, el negro y blanco del que me
rescataste.
Y en ese preciso instante lo recuerdo
cada vez, recuerdo el porqué…
© Patxi Hinojosa Luján
(12/09/2017)
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